La invencibilidad de la práctica y estudio diario del yoga
Hay una gran ventaja cuando sigues una sadhana estructurada y rigurosa y te comprometes a no fallar, a ser celoso en tu estudio, práctica y observación de los principios del yoga.
Cuando digo a no fallar, me refiero a obligarse a practicar de manera diaria y por largo tiempo, haga frío o calor, le apetezca o no le apetezca a la mente, le parezca adecuado o tengas dudas sobre si es conveniente o nó.
Cuando uno intenta practicar de esta manera, y se fuerza, muchas veces, a obligarse a practicar, en nuestro caso, sobre todo, desde la práctica de asana y pranayama como plataforma, y uno extiende la esterilla y comienza la práctica y el estudio e intentar sumergirse y adiestrar mente, cuerpo y sentidos, entonces, cuando se mantiene por largo tiempo esta apuesta, es entonces, cuando empezamos a vislumbrar las posibilidades y frutos que hablan los textos del yoga y nuestros maestros.
Veo que no podemos hablar de ser adeptos al yoga, cuando uno no tiene el compromiso interior de seguir una prácatica y un estudio regular y serio. No es posible. No dará los frutos que ha de dar si la práctica es intermitente, si un dia practicas tres horas y al día siguiente, piensas que ayer hiciste suficiente. Si prácticas tres dias y descansas otros tres. O incluso si practicas diariamente pero lo haces de una forma poco organizada y sin seguir un programa.
No es posible vislumbrar el camino y dar el tiempo necesario para que las bacterias y el caldo de cultivo de las aflicciones que plagan la mente empiecen a ser reducidas.
De esta manera repetida, dia a dia, gota a gota, paso a paso, uno aprende, a través, sobre todo, de la fuerza de voluntad y subrayo, fuerza de voluntad, porque es a través del esfuerzo repetido y cuando las condiciones son adversas cuando, precisamente, se observa de forma tangible como funciona la conquista de las perturbaciones que tiene la mente y como a través de la fuerza de voluntad, se vence y se gana la partida, lentamente, a ese enemigo interior, que es el deseo indomado y caprichoso, ignorante e interminable, que roba con fuerza la capacidad discriminadora propia de la inteligencia y especial, en aquellos que se consideren seres humanos.
Y asi, en el día dia, uno tiene esos vislumbres de ser menos dependiente de los caprichos y de entender que significa el deber y el dharma y de como se adquiere la invencibilidad sobre la mente, el dominio y la maestría de uno mismo.
Y cada dia que practicamos de esta forma, percibimos la conquista, y se deja sentir y hacerse palpable la fragancia del fruto del yoga.
Pero al mismo tiempo y en unos instantes, en el mismo día que percibimos esa invenciblidad, volvemos a ver las miserias de la mente y las aflicciones vuelven a resurgir como torbellinos.
La gran ventaja, para los que apuesten por el compromiso interior de un estudio y práctica de este tipo, es que, al menos, cuenta con una escalera que les permite minimizar las aflicciones cuando resurgen, estabilizar la consciencia y crear un aislamiento muy tangible sobre nuestras propias aflicciones que nos perturban.
Y eso de por si es una gran bendición y un gran mérito y día a día, centavo a centavo, nos damos cuenta que podemos avanzar y que la perfección es posible, es accesible y está al alcance de los que estén dispuestos a afrontar el desafío.
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